Si tienes que fallar, falla rápido y barato. Esa es la clave de esta cuarta fase de la metodología Design Thinking. Y es que, prototipar para innovar supone aterrizar las ideas a las que hemos llegado en la fase anterior y, ahora así, empezar a ponerlas en marcha. ¿Empezamos?
Conectar con el usuario, y comprobar que la idea tiene sentido es esencial en la fase de Prototipar para innovar
Partimos de la base de que aterrizar una idea no es una tarea fácil. Por eso, no podemos perder el foco y desviarnos de esas necesidades que hemos detectado en las fases anteriores:
- en la primera, empatizamos con los usuarios para llegar a ponernos en sus zapatos.
- en la segunda, analizamos toda la información recogida para poder entender las necesidades y motivaciones de los usuarios.
- Y, en la tercera, empezamos a recopilar ideas con las que poder resolver sus problemas y dar respuesta a sus necesidades.
¿Cómo encontrar una solución que, realmente, dé respuestas a las necesidades de los usuarios? Ya no vale sólo con tener buenas ideas, sino saber llevarlas a la práctica. Y, para eso, existe esta fase del Design Thinking. Tangilibizar las ideas, hacerlas palpables… en el fondo, no es más que representar, de una manera material, si la solución a la que hemos llegado es entendible y factible. Dicho de otra manera, es Prototipar es comprobar que hemos sido capaces de materializar las ideas que teníamos en nuestra mente.
«Los prototipos se construyen para que los diseñadores puedan pensar en sus soluciones de una manera diferente (producto tangible en lugar de ideas abstractas), así como para fallar de forma rápida y económica, de modo que se invierta menos tiempo y dinero en una idea que, luego, pueda resultar errónea«.
Interaction Design Foundation
Tipos de prototipos:
Una vez que nos pongamos en marcha, hemos de saber que hay diferentes tipos de prototipos, en función de su grado de fidelidad al producto final:
Low-Fi (Low Fidelity prototyping)
Los prototipos de baja fidelidad son ideales si queremos probar rápidamente conceptos amplios. Son rápidos, baratos, fáciles de realizar y, en ellos pueden participar diferentes personas del equipo.
Como regla general, este tipo de prototipos son muy básicos, tan sólo llevan el mínimo número de elementos necesarios para su funcionamiento. En este sentido, su nivel de interacción es un tanto limitado, pero nos pueden venir muy bien a la hora de una representación sencilla de un producto.
Algunos ejemplos de prototipos Low-Fi pueden ser los bocetos o mock ups, simulaciones, o guiones/storyboards, o incluso objetos hechos con plastilina, mikados, papel y cartón, etc.
High-Fi (High Fidelity prototyping)
Los prototipos de alta fidelidad tienden a incluir todos los componentes visuales, elementos interactivos y contenido que estarán presentes en el producto final. Al ser tan «reales», son muy útiles cuando se están realizando pruebas con los usuarios, ya que éstos sienten que están interactuando con un producto/servicio «de verdad». Y, por tanto, los usuarios nos podrán aportar comentarios y opiniones de gran valor.
Eso sí, los prototipos High-Fi son más caros (para crearlos se suelene utilizar herramientas especializadas, como Sketch o InVision), y requieren más tiempo de producción que los de baja fidelidad. Sin embargo, son la opción más útil a la hora de probar tus diseños. Con un prototipo de alta fidelidad, puedes probar prácticamente todos los elementos de su producto antes de enviarlo para su desarrollo.
¿Cuál es el objetivo final de la fase del prototipado?
En el fondo, lo que queremos es reafirmar que hemos entendido las necesidades de los usuarios, que no nos hemos desviado del foco, y que nuestra idea va por el buen camino.
Por eso, es esencial que, una vez construido nuestro prototipado, podamos hacer una sesión con usuarios. Ahí es dónde veremos si nuestros pensamientos están alineados y si, como se suele decir, hemos dado «en el clavo». Desde nuestra experiencia, lanzar un nuevo producto o servicio al mercado y pretender que funcione sin haber pasado por una fase previa de prototipado, es correr un riesgo demasiado evidente. De ahí que insistamos tanto en la importancia de la fase de prototipar para innovar, pues es la que nos indicará si vamos -o no- por el buen camino.
Algunas herramientas que puedes utilizar en la fase de Prototipar para innovar
- Juega con los materiales de trabajo de tus hijos: papel, cartón, lápices, bloques de plastilina… con cualquiera de estos objetos puedes crear un prototipo.
- Y, puestos a jugar, hazlo también con sus juguetes: ¿Por qué no usar sus Lego o sus Playmobil para representar cómo sería tu prototipo?
- ¿Tienes una impresora 3D? Pues entonces, cuentas con una excelente herramienta para crear tus prototipos de una manera sencilla y barata. Imprime y «trastea» con el objeto en cuestión para comprobar si es una posible solución para los usuarios.
- Pinta y colorea, y piensa que estás haciendo un tebeo. Con tu particular cómic podrás determinar quién es el usuario, cuál es su problema y la posible solución.
Algunos consejos para empezar a prototipar para innovar:
- Una vez tengas claro lo que quieres hacer, construye tu prototipo. Visualiza tu idea y haz que sea tangible.
- Rápido y sencillo: no te entretengas mucho con el prototipo. Recuerda que ha de ser algo muy sencillo, que te ayude a comprender si funciona o no.
- Céntrate en el usuario final y no olvides que tu objetivo es dar respuesta a una necesidad concreta, es decir, es importante que recrees la experiencia de tu usuario.
- No te desanimes por equivocarte y ¡sigue intentándolo!
Y, recuerda que, como dicen en CustomerLabs, «la creación de prototipos es el arte de construir las bases para diseños ganadores en un corto período de tiempo«
