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Design Thinking. Piensa… luego, diseña.

La llegada del Design Thinking supuso toda una revolución, y es que esta metodología de Innovación nos permite plantear nuestros problemas desde una nueva perspectiva. Ya no se trata de hacer las cosas de una manera innovadora, sino de pensar de una manera innovadora.

¿Has escuchado hablar de los conceptos Customer Centric o Customer focus? Pues de eso justamente hablamos: de los usuarios. El objetivo último de nuestros diseños es que resuelvan un problema de nuestros usuarios y, para ello, es necesario entender el entorno que rodea a ese problema. Y desde ahí, desarrollar un prototipo que nos permita materializar esa idea.

¿Es Design Thinking la clave para resolverlo todo?

Pues, aunque nos gustaría, la realidad es que no. Pero sí puede ayudarnos en muchas cosas: cuando queremos crear algo nuevo o cuando queremos resolver un problema con un enfoque más creativo. Eso sí, siempre bajo tres ejes: ha de ser algo deseable, viable (a nivel negocio) y factible (a nivel tecnológico).

No olvidemos que una de las bases de esta metodología es la colaboración… si no eres muy amigo de compartir tus ideas y conocimientos, de interactuar con otras personas y/o con tus posibles clientes, es mejor que no trates de apostar por esta metodología. Si, por el contrario, tienes una actitud curiosa y empática, y tienes ganas de aprender, es muy probable que el Design Thinking se convierta en tu metodología de innovación preferida.

Quiero hacer una sesión, ¿por dónde empiezo?

Para dar tus primeros pasos con esta metodología de innovación, tan sólo necesitas tres elementos:

  1. Equipo
  2. Actitud
  3. Tiempo

Es esencial que el equipo sea lo más variado posible, de manera que podamos contar con personas de diferentes edades, departamentos, cargos y sexo. Cada persona ha de ser consciente de que la improvisación y el pensamiento son libres, y sobre todo, no juzgar a los demás.

Además de respetar las ideas del equipo, es importante respetar los tiempos. Si partimos un proceso de design thingking en varias sesiones, es importante que haya un compromiso para asistir a ellas. Por eso, el tiempo es fundamental.

Selecciona muy bien a tus invitados, y sobre todo, a tu conductor/facilitador/director de la sesión/ o Design Thinker. En este sentido, ten en cuenta que la persona que lleve las riendas de la sesión ha de ser empática, que tenga una mente abierta y que sepa trabajar en equipo. Y, cómo no, que sea curiosa y observadora, con atención a los detalles.

Fases del Design Thinking

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1. Empatiza: sumérgete en el problema, ponte en la piel de tu cliente y vive, así, su experiencia.

Recopila toda la información que puedas del problema en cuestión, para que puedas examinarlo todo cuidadosamente, y llegar a comprenderlo. ¿Cómo conseguir aglutinar toda la información? No te quedes sólo en los datos y en los números. Puedes utilizar varias herramientas, como la Observación Encubierta, la Inmersión cognitiva, o incluso los Mapas de Empatía.

Es importante que, para llegar a entender cómo piensan tus clientes, seas capaz de sentir como ellos. Si lo consigues, es momento de avanzar hacia el siguiente paso.

2. Define: Es el momento de dejar claro cuáles son sus problemas y sus necesidades.

Ahora que ya has recopilado toda la información, es momento de comprender todos los datos. Para ello, puedes recurrir a las Insight Cards, y posteriormente, tratar de buscar similitudes entre ellas para poder categorizarlas. Lo importante aquí es comprender mejor las necesidades de los clientes y hacerlas visibles, para poder llegar a elaborar un Point of View (PoV), que se traduciría en una breve teoría acerca del problema planteado y las necesidades de los usuarios.

Pero, cuando hablamos de las necesidades de los usuarios, hemos de conseguir llegar a algo más concreto, más tangible… y para ello, podemos recurrir a la elaboración de Personas, que son una representación de clientes ideales, personajes ficticios que se crean a partir de la información que ya tenemos, y que nos ayudarán a identificar mejor las necesidades a cubrir.

3. Idea: Da rienda suelta a tu mente y busca ideas que den respuesta a los problemas que hemos identificado.

Pensemos en nuestros personajes y en cómo podemos dar respuesta a sus problemas. Es hora de ponerse manos a la obra y empezar a hacernos preguntas concretas.

Para conseguir llegar a estas ideas nuevas y frescas haremos una sesión de brainstorming, donde podremos utilizar diferentes herramientas (brainwriting, SCAMPER…), sin caer en uno de los principales errores: que el jefe actúe cómo tal. Y, cuando ya tengamos unas cuantas ideas, ¡a votar! Aquí, permítenos darte un consejo: como no hay una única solución al problema, ¿por qué no seleccionar la idea más fácil, la más descabellada, y la que – a priori- parece la más adecuada? De esta manera, tendremos tres enfoques muy variados.

4. Haz un prototipo: visualiza tu idea y plásmala.

En esta fase, lo más importante es llegar a una solución que nos permita comprobar, en poco tiempo y con una pequeña inversión, si hemos entendido la problemática y si el enfoque que hemos ideado soluciona esa problemática. Esto supone un gran cambio respecto a otras metodologías: no llegamos a una idea y nos ponemos a desarrollarla sin más, sino que damos un paso atrás y comprobamos – antes de seguir- si es viable o no.

Básicamente, al llegar a este punto, nos rige una norma: si vamos a fallar, que sea rápido y con poca inversión, tanto en tiempo como en recursos. Por eso, llamaremos a nuestro prototipo Producto Mínimo Viable.

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#Sabíasque... Los niños agarran sus cepillos de dientes de manera diferente a los adultos, usando toda su mano… y por eso, estos cepillos son más gorditos? Gracias a la investigación y al prototipo que desarrolló IDEO, Oral B fue capaz de dar respuesta a esta necesidad.

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5. Es hora de hacer un test: Comprueba si el cliente/usuario comprende la idea. Muestra tu prototipo y recoge feedback.

En esta fase, es muy importante hacer un prueba piloto con usuarios reales, para que podamos analizar sus impresiones y analizarlas en aras de conseguir la información que nos permite seguir trabajando en nuestr producto. Es decir, hacer un test nos permitirá ver si el usuario entiende la idea, lo que se traduce en un «comprobar comprensión«: ¿hemos sido capaces de entender al usuario y sus necesidades?¿da respuesta nuestra solución a sus problemas? Si la respuesta es «Sí», seguiremos hacia adelante. Si la respuesta es «No», tendremos retroceder unos pasos para entender el problema y comenzar con el proceso.

¿Qué es lo que más nos gusta del Design Thinking?

No nos gustaría terminar este post sin hacer referencia a una de las definiciones que más nos gustan del Design Thinking:

«El Design thinking es la búsqueda de un equilibrio mágico entre negocios y arte; estructura y caos; intuición y lógica; concepto y ejecucion; espíritu lúdico y formalidad; y control y libertad«

Idris Mootee. «Design Thinking para la innovación estratégica«. Editorial: Empresa Activa.

Y tampoco sin hacer mención a un artículo publicado en 2008 en la prestigiosa revista Harvard Business Review y que se puede considerar el primero acerca de esta metodología. Su autor es Tim Brown, CEO de IDEO, una de las firmas de Diseño más relevantes del mundo. Si te interesa el Design Thinking, que recomendamos encarecidamente su lectura.

Asimismo, queremos aprovechar las últimas líneas para decirte que el verdadero potencial del Design Thinking llega cuando se convierte en el ADN de una organización, cuando no es necesario pensar en cómo aplicarlo, sino cuando ya sois capaces de vivirlo por vuestra propia inercia.

¿Ya has organizado alguna sesión de Design Thingking? ¿Quieres contarnos cómo ha sido tu experiencia con esta metodología? o, por el contrario, ¿estás pensando en desarrollar un nuevo producto o servicio, y quieres conseguir ideas que te permitan llevarlo a cabo? ¿Quieres que iniciemos este camino juntos? Cuéntanos… y ya sabes, si necesitas que te ayudemos, ¡contacta con nosotros!

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